viernes, 3 de julio de 2009

Mis dos celebraciones de Litha





Quizás sea necio al decir estas cosas, ya que supongo que son cosas sabidas y requetesabidas: Para mi uso particular, el círculo no es siempre necesario. Hay dos cosas por las que utilizo un círculo: La primera, es para crear un espacio limpio de fuerzas y vibraciones tanto positivas como negativas, mi microcosmos. La segunda es para concentrar el poder personal que voy a liberar, lo cual depende de mi intención, de la direccionalidad de esa intención y de la naturaleza del acto mágico. En mis esbats familiares no hago el círculo, ni para algunos hechizos. En cambio, para todo ritual en forma si lo practico. En las invocaciones hay que ser cuidadoso y protegerse.

Es importante no tomar energías negativas en el reino de los espíritus de la naturaleza. Allí, todos los límites entre el pensamiento, deseo y "realidad" están rotos. Los deseos oscuros se vuelven los más crueles trolls. Las más ligeras bendiciones se vuelven guías. Los cálidos recuerdos se vuelven armas y herramientas mágicas. Poderosas personalidades se vuelven animales aliados. La imaginación, el deseo y las pasiones internas son las herramientas por las que se crea el reino de los espíritus de la naturaleza. Por consiguiente es bueno protegerse con el círculo y realizar algún tipo de limpieza antes de entrar al reino. Los animales aliados se encuentran en las búsquedas de visiòn, en la vida mundana y en los sueños. Cuando aparecen pueden ser mensajeros del reino de los espìritus de la naturaleza. Es importante poder reconocer su presencia y descifrar el mensaje que tienen para nosotros.

Por ejemplo, recientemente fui con mi hijo para realizar un ritual por Litha en un parque retirado y no muy frecuentado, el Parque Vinicio Adames, Llegué al mediodía y estuve allí hasta las 4.30 pm. Toda la tarde. Mi hijo me asistió y acompañó, pero no es muy solidario con mis prácticas mágicas. Luego de instalarme en el sitio apropiado, me ubiqué al pie de ese árbol, extendí un mantelito para colocar las herramientas del ritual y un ladito la merienda para festejar. Mi hijo me extendió mi silla Coleman, no puedo estar de pie mucho tiempo. Él se fue a pasear y hacer reconocimiento del parque, que tiene sitios interesantes como el de la otra foto. Así que hice mi ritual en solitario. El sitio que escogí era tan mágico que no quise hacer círculo para poder entrar en contacto con los espíritus de la naturaleza. Realicé mi ritual en solitario con el árbol como testigo presencial, vestido con mi túnica roja. Mi hijo se ausentó por mucho tiempo pues hizo contacto con una joven con quien estuvo conversando animadamente, lo cual fue bueno para mì pues no me guata que me apuren ni me critiquen.

Luego me senté a meditar con el calor de la tarde, los rayos del sol se filtraban moviéndose desde las copas de los árboles. Leía un texto de meditación y comencé a visualizar cosas. Entré en un estado de sopor entre dormido y despierto, se me confundía la realidad con lo que visualizaba. Rostros y figuras comenzaron a aparecer en el follaje mirándome al principio con curiosidad. Eran hombres jovenes desnudos muy velludos. Muy atrevidamente se me fueron acercando, no me podía mover. Uno acercó tanto su rostro al mío que pude sentir su intenso olor de almizcle, savia vegetal y tierra, extraño pero no me repugnó. Luego se oyeron risas femeninas y comenzaron a dejarse ver las compañeras, unas mujeres jovenes desnudas adornadas con flores y hojas. Luego de curiosearme a mí y al altar, se dieron a jugar y corretear entre ellos. Aparecieron animales como venados, conejos, monos, insectos muy coloridos y hasta una serpiente se descolgó del arbol cercano. Un rayo de sol se posó sobre mi cara que me encandilaba para ver. En ese momento de encandilamiento me pareció ver venir hacia mi al dios astado, un hombre grande, musculoso y velludo, de rostro atractivo, ojos oscuros de mirada intensa, se acercó y sopló sobre mi rostro. Sentí una bocanada de aire caliente y me desperté buscando con la mirada en todas direcciones.

El sitio estaba tranquilo y plácido tal como antes del ensueño. Estaba muy acalorado y mojado del sudor. También encantado con mi ensueño, lamentando solamente que hubiera terminado de esa manera. Me pareció muy cortito e incompleto. Hubiera querido más,.. mucho más. Llamé a mi hijo por el celular para que viniera a compartir conmigo la merienda, que más que merienda era todo un almuerzo frío de picnic. Ya eran las 3 de la tarde y sentía hambre. Comimos juntos, mientras le contaba mi ensueño y él me contaba de su encuentro e intercambios de teléfonos. Ante mi historia mi hijo que me veía como gallina que mira sal me dijo: papá estás loquísimo, contigo uno no sabe donde termina la realidad y comienza la fantasía. Nos reimos juntos, cada uno por lo suyo.

Andaba buscando con quien ritualizar ese domingo del solsticio de verano y no encontré con quién. Pero obviamente que cuando se quiere celebrar, con uno solo basta. No en balde, en último término la brujería y la magia es cosa solitaria.

Después que conté esta historia, el domingo siguiente me invitaron a otra celebración de Midsummer en el Jardín Botánico de Caracas, donde también llevé mi túnica roja. Fue otra cosa, allí fuí un participante más, allí nos limpiamos las auras, cantamos, danzamos, tocamos tambores y palitos,y realizamos un ritual de sanación de la tierra. Nuestro pequeño grupo llamó la atención de los visitantes por su colorido, tanto que al salir un señor que resultó el director del Jardín Botánico, me preguntó quiénes eramos y que hacíamos, que le llamaron la atención nuestras vestimentas y danzas, que si veníamos frecuentemente. Le contesté discretamente sin muchos detalles de magia o wicca, sólo que hacíamos culto a la naturaleza y que estabamos celebrando el solsticio de verano. Que no veníamos siempre pero que al menos celebramos los dos solsticios y los dos equinoccios. Me dijo que le había gustado y que podíamos volver cuando quisiéramos.

Principe Therión

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