
"Las aguas de la Laguna que tenía ahora ante sí eran oscuras y palpitantes: parecían el flanco de un caballo negro brillante entreverado de espuma. Sobre los guijarros de la orilla había una crin de algas mojadas rodeada de moscas que revoloteban por encima. A lo largo de toda la línea de pleamar se veían unos extraños contenedores blancos que parecían jaulas de pájaros o trampas para cazar cangrejos. Tras inspeccionarlos mejor, Tootles descubrió que en realidad se trataba de esqueletos de sirena, y aquí y allá había también espinas dorsales y algún ovillo de cabellos rubios."
Peter Pan de Rojo Escarlata
Geraldine McCaughrean
Cuando me enteré de que se había escrito una segunda parte oficial de mi libro favorito, me quedé de piedra. Con esa sensación de enorme curiosidad e interés que despiertan las segundas partes, pero acompañada de ese terrible miedo que despierta el hecho de que no fuera, obviamente, del mismo autor.
Y digo oficial, puesto que Barrie, como es sabido, les regaló los derechos sobre la obra al Hospital Infantil Great Ormond Street, de forma que cada vez que alguien hace uso de ella, el dinero va destinado a los niños. En el dos mil cuatro, el hospital organizó un concurso para dar con el autor que llevara a buen puerto esa segunda parte. La ganadora fue Geraldine McCaughrean.
Hay otras obras no oficiales sobre Peter Pan, y en cuanto se publiquen en España me haré con ellas. Pero ésta es oficial. Oficialmente, esta aventura ha sido vivida por Peter Pan. Es cierto que la autora ha intentado aproximarse a Barrie en estilo, y ha intentado ser muy fiel al original, destacando aquí y allá detalles que guardan una estrecha unión con "Peter y Wendy" también conocido como "Peter Pan". Yo adoro ese libro, y he localizado decenas de referencias directas. Referencias al libro, más que a las adaptaciones, lo cual es de agradecer. Quizá el único fallo es todo lo que gira en torno al personaje de Campanilla, que ni encaja físicamente ni conceptualmente con la Campanilla del otro libro.
Pero no me acaba de funcionar como historia de Peter Pan. Es casi más un "Peter conoce a Alicia" o un "what if...". Parece que ha profundizado, no tanto en el personaje, como en los detalles que hay tras la psicología del mismo. Parece más ligada al Síndrome de Peter Pan o a las vivencias que llevaron a Barrie a escribir su libro. Es en exceso oscura. El Peter Pan de Barrie también es oscuro y cruel, es una obra cargada de momentos que te hielan la sangre, pero es otro tipo de oscuridad y la acompañan muchos momentos divertidos y alegres. La creación de McCaughrean es más parecida al Alicia en el País de las Maravillas de Carrol.
Tiene esa sensación onírica de sueño que se convierte en pesadilla. De irrealidad. De surrealismo. Tanto la obra de Barrie como las otras tienen tintes kafkianos pero son menos marcados en las del primero, que cuando hace uso de ellos es más bien con una función humorística mientras que en los otros dos casos es con la intención de provocar una cierta intranquilidad. Los límites en el Peter Pan de Barrie son más claros. En Rojo Escarlata se difuminan mucho más. Incluso los mundos mágicos deben conservar unas ciertas reglas para poder funcionar. James Barrie marcaba con sutilidad esos límites, por ejemplo la muerte, que estaba presente en buena parte de la obra. Sin embargo, ni la muerte parece ser un límite en el Nuncajamás de Geraldine McCaughrean.
En una escena de Peter Pan, Peter y Wendy están atrapados y se usa una cometa para volar a un lugar seguro. Una cometa dificilmente podría con el peso de un niño, hasta levantarlo por los aires, pero la magia de la escena es, que aunque eso se haga posible y sí puede elevar a un niño, no puede con el peso de dos.
Sin embargo, en Rojo Escarlata, la sensacion es más similar a la lectura de Alicia, en la que cualquier cosa podría pasar, todo es válido, en la que todo es irreal y oscuro como en un sueño. Una sensación constante de melancolía y tristeza acompaña la obra. A ratos es más terrorífica que muchos relatos de Stephen King, doy fe de ello. En esos aspectos parece más influenciada por Carrol y Kafka que por Barrie. Aunque desde luego, eso no desmerece la obra por sí misma. Es un relato interesante y complejo. La autora se alza como gran conocedora no sólo de la obra de Barrie, sino también de su vida, como el hecho de que en el libro se mencione que Michael se perdió en la Gran Guerra (Al igual que le ocurriría a uno de los niños que inspiraron la obra). Es una obra que rinde claro homenaje a su predecesora y al autor de aquella. Pero desde mi punto de vista personal, tiene más validez como cuento contado por uno de los personajes, ya sea Peter, Wendy, Jane, Margaret o algún otro, que como aventura real de Peter, pues le falta algo. Le falla algo.
Me gusta la oscuridad en los cuentos, para mi es un elemento imprescindible. Pero hay tipos de oscuridad, y creo que McCaughrean haría un excelente y hermoso trabajo contando una nueva aventura de Alicia, pero que con Peter ha errado un poco el enfoque. Quizá ha profundizado demasiado en uno de los pilares del Peter de Barrie: el hasta que punto Nuncajamás es puramente la imaginación, hasta que punto es un mundo real, y sobretodo hasta que punto está influenciado ese mundo por Peter Pan.
Eso sí, Rojo Escarlata sigue siendo una lectura muy recomendable y deja momentos inolvidables, por lo bello o lo dramático, como el que encabeza esta entrada o el del Laberinto de las Brujas. Una obra quizá demasiado compleja o extraña para un niño; o que quizá admita distintas lecturas. Una obra sin lugar a duda muy rica e interesante.
Lo cierto es que cuando vi la portada, imaginé que los tiros irían por otra parte, e incluso al comenzar su lectura, parecía que efectivamente discurrirían con gran acierto por ese camino. Las semejanzas entre Peter y Garfio, y la posibilidad de en lo que se convertiría Peter si creciera. Algo con lo que ya había jugado Spielberg en Hook, y que daba juego para mucha historia. Pero conforme avanza la historia, todo eso se va perdiendo y difuminando, dejándote la misma sensación que te deja un sueño cuando empieza a perder sentido y vas siendo consciente de que te estás despertando.